martes, 17 de septiembre de 2013

Kakikiru-Bake, la Tercera Espada Kaiu...

Por Kitsu Senichi.

Durante los hechos que tuvieron lugar en Yasuki Yashiki y que encumbraron al primer Yasuki del Clan de la Grulla desde hacía cientos de años como señor de ese castillo, muchas fueron los historias que encontraron su final.



Una de ellas fue la del aguerrido explorador Hiruma Hachiro, que sirvió, desde su llegada al castillo, a los Yasuki: Que primero lo hiciera como agregado a la comitiva del clan Cangrejo que debía ayudar a sus primos a hacerse ordenadamente con el mando de la guarnición, y que luego lo hiciera como miembro de pleno derecho de la familia Yasuki de la Grulla lanzado a la defensa de su nueva familia contra un general descontento, puede señalarse como cosa de la Fortunas.
En aquellos lances blandió dos espadas afamadas, primero contra los secretos enemigos de sus forzosos aliados Grulla, después contra las tropas del famoso general Cangrejo, sin poderse decir, empero, que traicionara ni a unos ni a otros, pues hizo lo que hizo siguiendo sus rectos principios y defendiendo siempre a sus amigos. La primera de esas hojas era una Espada Kaiu, las de filo inquebrantable, que Hachiro, pese a no ser un paladín ni un general, había heredado de su padre, quien tenía derecho a llevarla por haberla rescatado.


Pero cuando el joven vio el destino en su contra y el seppuku como única alternativa honorable a su situación, y la familia Yasuki de la Grulla (a fin de cuentas primos del Cangrejo) le propuso salvar vida y honor uniéndose a sus menguadas filas, no dudó en entregar la espada de su padre a la horda guerrera de la casa Hida que rodeaba en esos momentos las murallas (sin intención ninguna de cejar en su ataque, en ningún caso) con tal de que la restituyeran al Clan del que venía. Hizo esto ya que, quien porte una Espada Kaiu y sepa de honor, no debe consentir siquiera que toque su hoja alguien ajeno a la familia a la que se le ha entregado. No le importó perder su ventaja personal frente al peligro con tal de hacer lo correcto, aunque la idea de devolver como un expulsado aquel arma que había aprendido a sentir como una parte de sí mismo le rompía el corazón.

Se verificó entonces algo asombroso, que sitúa infaliblemente a las Fortunas detrás de esta historia: La nueva familia de Hachiro, que había asistido a aquella decisión y aquella pérdida sin ninguna palabra de condena ni de consuelo, ofreció a su nuevo guerrero, para que les defendiera, un arma que les había sido asignada en tiempos ancestrales: Kakikiru-Bake, la Tercera Espada Kaiu. Esa hoja gemela en poder y resplandor a la otra perdida era la que el joven guerrero llevaba en la mano cuando enfrentó el rostro ceñudo de Hachiman y cuando Ryoshun le abrió las puertas de sus tristes estancias.