sábado, 16 de noviembre de 2013

¿Por fin, la película de "5 Anillos"?



Porque, desde luego, parece basada en "nuestro" juego, mucho más que en la historia original (aquí según Wikipedia) a la que, según parece, no roba más que el título. Algunos de los personajes de esa leyenda adornan el fondo de este blog, por cierto, pero los del trailer son los que verdaderamente idénticos a los que pueden encontrarse en Rokugan.

domingo, 10 de noviembre de 2013

El Fútbol Todo lo Invade.

Por Kitsu Senichi.

¿Fútbol en un blog sobre Rokugan? Bueno, tienen su relación...

Un antepasado muy antiguo del balompié fue el deporte chino llamado zhu qiu (蹴鞠). Se menciona por primera vez, según parece, en una recopilación de documentos históricos contemporánea de la guerra de los Tres Reinos (220-280 DC). En una escena de la película-epopeya-cantar de gesta "Acantilado Rojo" de John Woo que trata sobre la batalla homónima (208 DC) y que es ideal para matar bien muerto un domingo por la tarde, se incluye una escena en la que el poderoso señor de la guerra Tsao Tsao contempla un partido de zhu qiu acompañado por su plana mayor.

Se queda solooo...
¡¡Goool!!

En la película, se afirma que Tsao Tsao ha ordenado a su soldadesca que practique el zhu qiu, con el fin de que el ejercicio les mantenga en buena forma física (lo cual según la web de la FIFA bien podría ser histórico, por cierto). Parece haber sido un deporte para equipos nutridos, compuestos por entre 12 y 16 jugadores, y muy de contacto (véase en la cuarta imagen la actitud de los dos jugadores de la izquierda por si no se entiende a qué me refiero), como otros deportes antiguos del estilo del caid gaélico o el calcio fiorentino. Había una pelota, varias porterías de pequeño tamaño, nada menos que diez según el sr. Woo, y ningún portero.

En tiempos de la Dinastía Song, entre el 960 y 1279 DC, apareció la versión cortesana del balompié, llamada bai da. En este juego, ya sin porterías y bastante menos rudo, los participantes de ambos equipos colaboran para mantener en el aire una pelota más pequeña y ligera, sin poder utilizar las manos (cualquier universitario español que haya leído estas líneas y no se halla imaginado una pelota de ganchillo, no sé, menudo snob tiene que ser). Es de esta versión cortesana de la que se deriva el juego japonés del kemari (que según parece es la lectura nipona de los caracteres 蹴鞠), aparecido antes del año 1185 DC, en la era Heian, en la que Japón se hallaba muy abierto a la influencia cultural china.

Y así llegamos a donde quería yo llegar. El kemari del viejo Japón (y, por tanto, de su distorsionado espejo fantástico, Rokugan) tiene como objetivo, al igual que el bai da, mantener la pelota en el aire sin usar las manos. Se juega en un kikutsubo o campo cuadrado y pequeño, de 7 metros de lado, en el mejor de los casos, lo que permite improvisar un partido en el patio de un dojo o de un castillo.

En Rokugan, el juego apareció en las provincias de Kouryo, Tsuriai y Manaka del Clan del Unicornio a principios del siglo XII de la Era Hantei. Se construyeron, ad hoc para albergar encuentros de kemari, unos patios con pérgolas y árboles plantados marcando las esquinas que los Unicornio llaman qiu chang, y se fabricaron balones de cuero de ciervo o corzo, cosido con pelo de caballo. Pronto se propuso en las Cortes de Invierno como entretenimiento atlético pero refinado, encontrando buena acogida (con lo que en el año 1110, en el que tiene lugar los acontecimientos de La Forja de la Espada, el kemari es aún una novedad).
En general, los kikutsubo se improvisan en el patio del kyuden que esté custodiando la Corte de ese año. La puntuación se rige por un sistema complicado: Cada golpe que mantiene la pelota en el aire suma puntos al equipo y su caída al suelo comporta una penalización, pero también se penalizan los pases fallidos y los considerados demasiado largos o demasiado bajos (aunque sean exitosos y el balón no toque el suelo). Cada equipo puede estar compuesto hasta por 5 jugadores, pactándose el número exacto al comienzo del encuentro, y conociéndose hasta la fecha al menos un par de enfrentamientos entre 2 jugadores "solitarios".

Ya que se trata de todo un acontecimiento, y de una competición entre samurai que, celebrada correctamente, puede honrar a los kami, los jugadores salen al campo ataviados con las más severas vestiduras ceremoniales... Es decir, no con un traje cortesano, formal, con sus hakama y kataginu-con-hombreras, sino con un conjunto de kariginu de seda, (anticuado) sombrero kazari-eboshi y accesorios, en general pesado y no muy cómodo. Por supuesto, se espera que los participantes mantengan la compostura en todo momento, pudiendo valorarse tanto una derrota graciosa y elegante como una victoria. Sin embargo, si un jugador está causando más pérdidas que ganancias a su equipo, se espera que se "haga perdonar" ofreciéndose a abandonar el partido y a llevar la puntuación en persona...

viernes, 18 de octubre de 2013

Sangre para templar la hoja

A esto había quedado reducido el otrora orgulloso y temido ejército de Akodo Katsumoto. De contar con hasta 3000 guerreros, entre samurais y soldados campesinos, de asolar las tierras de los clanes León, Grulla, Escorpión y Cangrejo, de ser el líder ronin más temido de los últimos siglos...a una banda. Hubo un tiempo en que Katsumoto podía nombrar a cientos de sus hombres sin apenas esforzarse; ahora la tarea era mucho más fácil: Kinyeko, Bareka, Anzai, Teruo, Yuri (la única samurai-ko superviviente de sus valientes Matsu)y los hermanos Izo y Ryozo. Siete samurais, y su hijo, Nobutada, era todo lo que le quedaba en su escondite secreto, en el lugar donde su honor languidecía y se agusanaba, al que llamaban de manera trágica La Boca del León.
Oculto entre montañas, siguiendo el cauce de una corriente ya menguada incrustada en la roca, después de vericuetos y quiebros se encontraba el conjunto de cuevas y cavernas en el que Katsumoto había fijado su último campamento. Cuando llegaron aún quedaban cien hombres,apenas una compañía pero suficiente para mantener la llama de la esperanza viva. Mientras le quedara aliento y fuerza intentaría llevar a cabo su misión, su propósito: detener el influjo nocivo que los Grandes Clanes, uno de ellos el que antaño fuera suyo, ejercían sobre el Emperador, haciendo del divino descendiente de Hantei un títere.
Pero las fuerzas ya fallaban, el dolor se extendía por su pecho y el aliento cada vez era más difícil de exhalar, entre toses y sangre. Al menos Nobutada había adquirido también un propósito, una meta, no la loca aventura de su padre que casi acaba con su vida: había extendido una red de ronin por el imperio, en aras de ayudar a unos misteriosos pero bendecidos por las Fortunas samurais en una campaña que, aseguraba su hijo, restauraría la gloria del Emperador y le proporcionaría las armas necesarias para defenderse de sus muchos enemigos.
A su lado, de rodillas junto a su lecho, estaba la amable niña Grulla, Daidoji Nariko. Sus poderes, sus cuidados y sus susurros a los Kami habían mitigado el dolor y mantenido a raya la enfermedad, pero el karma se abría paso y un bushi debe enfrentarse a él con la cabeza alta: Katsumoto sabía que no vería otro día más, no se despertaría de nuevo.
Por eso cuando la sombra y la bruma cayeron en la cueva pensó que sus pasos ya se dirigían hacia Ryoshun y Emma-O, para ver qué reino de las almas le estaba reservado. Solo la sangre de Bareka, salpicada sobre su ropa, le hizo pensar lo contrario.


"Tan fácil, tan extremadamente fácil..." pensaba Korin al ver la obra de sus hombres. "Y, sin embargo, lo que ha costado encontrarles..." Era inaudito que unos antiguos León hubiesen podido esconderse así, de forma impecable. Un año casi le había llevado a sus espías encontrarles, y solo al final y con la ayuda del sughenja ronin llamado Máscara y sus contactos había sido posible. Korin sospechaba la verdad sobre él, a quién servía el enigmático aliado que los Kami o el Jigoku ponía en su camino, pero no le importaba: el trabajo estaba hecho. Solo había perdido a dos hermanos Soshuro, torpes patanes que habían pensado compensar su falta de destreza con las armas con sorpresa, humo y acechanza. Y es que las hojas que un día fueron León nunca quedan destempladas, sus cuerpos estaban ahí para dar fe de ello. Pero las apenas veinte almas que había en la cueva, entre samurais y sirvientes, eran ahora suyas. Un tributo a su señor, por los fallos anteriores.

- Korin, tenemos un problema- el gallardo y nauseabundamente guapo Bayushi le incomodaba en su momento de gloria, de los pocos que un humilde y retorcido enano albino podía tener.
- ¿Y cuál es, mi estimado Riochi-sama?- odiaba ser así de educado, pero compartía el mando de la misión con el bushi y no podía ofenderle, por miedo a incurrir otra vez en la ira de Shoju...no podía...otra vez no...
- Hemos encontrado el hierro, el carbón, los útiles de forja...y al herrero.
- Bueno, ese era nuestro propósito, ¿no es así?
- Muerto, Korin, ¡ está MUERTO! Uno de tus estúpidos embozados le ha atravesado el ojo con uno de sus shurikens, intentando acabar con el samurai que le defendía, nada menos que Katsumoto en persona.
- ¿Ese viejo? Si estaba enfermo y languidecía, según...
- ¿Según quién? Ese diablo amigo tuyo, que nos ha traído aquí envueltos en la más insidiosa sombra...alguna oscuridad está vedada incluso para los Escorpión...

Respondiendo a ese nombre, el enmascarado apareció, casi de la nada, alterando a dos samurais que habían visto muchas cosas en su vida y que eran especialistas en pasar desapercibidos. Era como si Máscara hubiese surgido de la sombra, fuese vomitado por ella, sin estar antes ahí.

- Hemos de irnos...este lugar ha quedado maldito y atraerá miradas que no nos interesa recabar.


Días después, Rina lloraba desconsolada en la cueva. Sabía que en ese montón de cenizas apiladas, entre armas y armaduras a medio derretir, se encontraba su padre. Y Katsumoto, el amable anciano general que les acogió y les defendió. Y Nariko y Nobutada y...
No, ellos no. Ellos no estaban muertos, pues la levantaron y lavaron, la reconfortaron y alimentaron. Le contaron lo que había ocurrido, como Nariko les hizo invisibles a ambos, como asistieron impotentes a la masacre, como Nobutada lloró y sufrió al ver la muerte de sus compañeros sin poder hacer nada y como Nariko tuvo que dormirle con un afortunado hechizo para que no se inmolara contra los siniestros asesinos. Le contaron a Rina las últimas palabras de Tsi-Kun, su padre, al tiempo que le entregaba a la sughenja de la escuela Asahina un lienzo con un objeto rígido y pesado dentro.
"Busca la bendición del León, la salvaguarda de la Garra, la fuerza del Colmillo, al Rey de todos los Rugidos"
Y eso se disponen a hacer. Pues tanta muerte debe ser vengada y la espada debe ser forjada, o el Imperio Esmeralda se derrumbará



sábado, 12 de octubre de 2013

Un encuentro extraño.

La sensación fue extraña. Como cortarse con un papel o pincharse con una astilla, pero mucho más intensa. Tanto que se antojó insoportable hasta que, rápida y vertiginosa, cesó, como había empezado, con un destello.

De pronto no sintió nada. No una nada pacífica o meditativa, una más apremiante, que tiraba de él. Como si esa nada le condujera a algún lugar, arrastrando su ser,todo él, llevándole a...

Una nube. O una bruma. O quizá niebla. Siendo marino tendría que ser capaz de distinguir una cosa de la otra, pero todo era tan esquivo y difuso. ¿Había sido marino en realidad? ¿Dónde estaba?

Había otras figuras a su alrededor. Vagaban, no se movían pero al poco ya no estaban en el mismo lugar. Se acercó a una, al azar, y tenía la extraña certeza de que, en otras circunstancias, hubiesen estado sentados. Si hubiese habido asiento, o cuerpo, así habría sido.

- Me llamo...Ata...creo que sí...Atas...Yoritomo Atas...Yoritomo. Eso seguro.

La otra figura parecía que se movía, y todo hacía pensar que era asintiendo.

- Esto es Meido, ¿verdad? - otro movimiento de cabeza- Estamos...esperando.

Unos minutos o unas horas de espera, de silencio. La conversación se reanudó, y el nombrado Yoritomo no sabía si era con la misma figura indefinida o con otra.

- ¿Por qué estás aquí? ¿Cómo te llamas?

Nada. Otra vez la nada, esta vez rotunda y contundente, en imagen y sonido. Poco a poco iba recordando quién era, qué hacía allí.

- Me cago en los piratas sodomitas que no son ni piratas. En su leonina cabeza y en su leonina boca me cago... Tú, eh, tú...¿hay que esperar mucho? ¿Dónde está Emma O? ¿De qué palmaste tú?

- ¿Yo? De guapo. Morí por ser demasiado chulo, demasiado hermoso para el mundo. Y, para terminar de redondearlo, por una flecha, si quieres saber toda la historia.

- Esa voz...que me coma el rabo una serpiente marina si esa voz no es...tú...tú...eres Masu, la Grulla Bonita!

Sin cuerpos, sin sustancia siquiera, los fantasmas, espíritus ni siquiera hechos de viento, se abrazaron.

Horas, días después, o quizá unos instantes, uno cesa de hablar...

- Y esa es la lista, más o menos completa...en cuanto a los muertos que he enviado aquí o de vuelta al Jigoku, también son incontables, pero lo intentaré, pues creo que me los requerirán ahora...
- Entonces...te tiraste a Michiko...a mi esposa...
- Bueno, sí...en realidad...
-...
-...
- Cabroooooooooooooooon...a mis brazos, hombre. Si tuviera que matar (o volver a matar) a cada bastardo afortunado que la ha coyundado...

Y así la espera para tan valientes samurais en vida se hizo más llevadera, entre historias de gloriosas batallas y tórridas aventuras de cama.

martes, 17 de septiembre de 2013

Kakikiru-Bake, la Tercera Espada Kaiu...

Por Kitsu Senichi.

Durante los hechos que tuvieron lugar en Yasuki Yashiki y que encumbraron al primer Yasuki del Clan de la Grulla desde hacía cientos de años como señor de ese castillo, muchas fueron los historias que encontraron su final.



Una de ellas fue la del aguerrido explorador Hiruma Hachiro, que sirvió, desde su llegada al castillo, a los Yasuki: Que primero lo hiciera como agregado a la comitiva del clan Cangrejo que debía ayudar a sus primos a hacerse ordenadamente con el mando de la guarnición, y que luego lo hiciera como miembro de pleno derecho de la familia Yasuki de la Grulla lanzado a la defensa de su nueva familia contra un general descontento, puede señalarse como cosa de la Fortunas.
En aquellos lances blandió dos espadas afamadas, primero contra los secretos enemigos de sus forzosos aliados Grulla, después contra las tropas del famoso general Cangrejo, sin poderse decir, empero, que traicionara ni a unos ni a otros, pues hizo lo que hizo siguiendo sus rectos principios y defendiendo siempre a sus amigos. La primera de esas hojas era una Espada Kaiu, las de filo inquebrantable, que Hachiro, pese a no ser un paladín ni un general, había heredado de su padre, quien tenía derecho a llevarla por haberla rescatado.


Pero cuando el joven vio el destino en su contra y el seppuku como única alternativa honorable a su situación, y la familia Yasuki de la Grulla (a fin de cuentas primos del Cangrejo) le propuso salvar vida y honor uniéndose a sus menguadas filas, no dudó en entregar la espada de su padre a la horda guerrera de la casa Hida que rodeaba en esos momentos las murallas (sin intención ninguna de cejar en su ataque, en ningún caso) con tal de que la restituyeran al Clan del que venía. Hizo esto ya que, quien porte una Espada Kaiu y sepa de honor, no debe consentir siquiera que toque su hoja alguien ajeno a la familia a la que se le ha entregado. No le importó perder su ventaja personal frente al peligro con tal de hacer lo correcto, aunque la idea de devolver como un expulsado aquel arma que había aprendido a sentir como una parte de sí mismo le rompía el corazón.

Se verificó entonces algo asombroso, que sitúa infaliblemente a las Fortunas detrás de esta historia: La nueva familia de Hachiro, que había asistido a aquella decisión y aquella pérdida sin ninguna palabra de condena ni de consuelo, ofreció a su nuevo guerrero, para que les defendiera, un arma que les había sido asignada en tiempos ancestrales: Kakikiru-Bake, la Tercera Espada Kaiu. Esa hoja gemela en poder y resplandor a la otra perdida era la que el joven guerrero llevaba en la mano cuando enfrentó el rostro ceñudo de Hachiman y cuando Ryoshun le abrió las puertas de sus tristes estancias.

martes, 22 de enero de 2013

Nuestros personajes

Me he tomado la libertad de hacer a nuestros personajes tipo manga... Espero que os gusten.
Besitos de Isawa, Sayuri.


           Isawa, Sayuri                     Bayushi, Michiko o                 Kitsuki, Toyoaki   
                                             Mami de la Isla del Cardamomo

                                                    
El recientemente finado Doji, Masu                                             Akodo, Tadasu (PNJ)